Murió Albor Ungaro, destacado y polifacético mercedino

AlborUngaro

El mercedino Albor Ungaro falleció el pasado martes 26 de agosto. Destacado en múltiples rubros, como la literatura, el periodismo y las leyes. Fue abogado de Gelman y Sábato. En 1984 fue parte de los civiles que ingresaron al ex predio de la ESMA. Vivía en La Lucila y se consideraba un “Mercedino en el exilio”.

Originalmente quería estudiar medicina, pero, la falta de recursos familiares, hijo de un sastre anarquista, lo llevó a cambiar y dedicarse al Derecho, contó recientemente, donde se destacó. Fue miembro de la Conadep, defendió a Sábato y Gelman y publicó numerosos artículos periodísticos en varios medios, así como cinco libros, mientras preparaba uno nuevo.

Hizo carrera en la justicia Bonaerense. Fue Secretario, Juez pro Derechos Humanos y Camarista. En 1974 renunció y abrió su estudio en Capital Federal. Durante la última Dictadura Cívico Militar mantuvo sus clases en la UBA, daba Derecho Penal, aun sabiendo el riesgo que corría por ser un ateo dedicado al derecho desde la óptica de los derechos humanos. En 1984 ingresó a la ESMA y tomó declaraciones que sirvieron para develar el rol de la última Dictadura.

Entre sus múltiples facetas encontramos artículos periodísticos e históricos en medios como el desaparecido Diario La Hora. Fue compañero de primer grado de Videla y fundó junto a José Bonaparte el Museo de Ciencias Naturales de Mercedes, excavando en los márgenes del Río Luján buscando esqueletos acompañando al mencionado paleontólogo.

Siempre tuvo un rol analítico y crítico, como cuando opinó ácidamente que Videla había cambiado profundamente su personalidad dada: “su vinculación con la derecha más retrógrada de la Iglesia, que lo llevó a convencerse de que le había hecho un bien al país. Monseñor Tortolo, que iba a Mercedes y visitaba la Acción Católica al lado de mi casa, lo influyó mucho. Conocí a Tortolo, y te aseguro que fue un Torquemada. Le decíamos paraguas cerrado: era alto y delgado, la imagen viva de la Inquisición” (Declaraciones a Clarín.)

También odiaba la banalización, la farandulización de la vida en sociedad y, serio, creativo y prolífero, estaba pensando su nueva publicación, escribiendo y hasta tenía título: “La Justicia es puro cuento”.

Albor Ungaro, un mercedino que supo hacerse un respetado lugar en el mundo.

 

 

 

 

 

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