Mercedino premiado en equipo que investiga diagnósticos en infecciones respiratorios en niños

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La ciencia, la educación y la tecnología en Argentina continúan dándonos como sociedad satisfacciones. En esta ocasión un premio a nivel latinoamericano a la salud recayó sobre un equipo de trabajo que investiga en pos de determinar diagnósticos de infecciones respiratorias en niños y nos da el orgullo de contar con un mercedino en el mencionado equipo. Se trata de Sebastián Zunino. La noticia y la noticia y entrevista fue difundida por Tiempo Argentino.

La noticia, a nivel nacional dada a conocer por el mencionado diario, fue la siguiente:

Es la jefa del área de Virología del Hospital Posadas e integra, junto con los profesionales Viviana Acosta, María Laura Minassian y Sebastián Zunino, un equipo que acaba de ser premiado a nivel latinoamericano por una investigación que ayuda a determinar diagnósticos de infecciones respiratorias en niños internados y que se realizó con la colaboración del Laboratorio Nacional de Referencia ANLIS MALBRAN. «No me imagino estudiando estas cosas en otro ámbito que no sea un hospital público», dice Graciela Cabral, miembro del servicio de Bioquímica encabezado por Silvia Balconi, y responsable de un seguimiento destacado entre aproximadamente 360 trabajos presentados por virólogos de todo el sur del continente.

– ¿En qué consistió la tarea?

– La investigación abarca desde 2013 y está centrada en las afecciones respiratorias de los niños internados en el hospital. A pesar de que siempre, durante los inviernos, esta patología se repite, nos parecía bajo el porcentaje de diagnósticos al cual se llegaba, no más del 30 por ciento. El Posadas recibe anualmente unos 3000 pacientes con estos problemas, y era importante analizar qué les pasaba, y de esa manera diagnosticar a una mayor cantidad.

– ¿Se consiguió?

– Sí, pudimos llegar al diagnóstico del 82 por ciento.

– ¿En qué puede aportar el avance de saber qué tienen esos chicos?

– No podíamos conformarnos sabiendo que venían por una infección viral, y desconocer cuál era el agente de esa infección. El avance puede no significar un beneficio «directo» a la población, pero sí otorga al profesional herramientas más efectivas para tratar la enfermedad.

– ¿Y entonces, a qué herramientas médicas se refería?

– El trabajo permite, por ejemplo, descartar estudios inútiles. Y darle a la paciente información importante para más adelante. Establecer un diagnóstico claro posibilita, entre otras cosas, advertirle a esa persona acerca de secuelas futuras, como un posible desarrollo de asma. También es importante desde el punto de vista epidemiológico porque contribuye a elaborar estadísticas que pueden resultar útiles a la hora de llevar a cabo políticas generales de salud.

– ¿Qué valor tiene el hecho de haber logrado esto en el ámbito de un hospital público?

– Hace 30 años que trabajo en el área pública, y no me imagino haciendo lo mismo en otro lado. Por suerte, la investigación en general tomó auge en los últimos años, pero también hay que decir que la investigación clínica, esa que se realiza todos los días en los hospitales y que se vincula en forma directa y cotidiana con el paciente, está subvalorada. Cuando uno escucha la palabra «investigador», automáticamente la asocia al Conicet. Esos profesionales merecen respeto, pero es injusto que el trabajo clínico quede en segundo plano. Estamos orgullosos de haber conseguido logros y que sea el hospital público el ámbito contenedor de ese esfuerzo.

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