La gestión macrista se inicia con despidos y ataques al salario

IZ/ La batería de medidas promovidas por el macrismo en sus primeras semanas de gobierno, dejo en claro la perspectiva del proyecto PRO. Se trata de aumentar los privilegios de los grandes capitalistas, a costa de los trabajadores y el pueblo.

Ya a esta altura, por sobre el discurso de campaña vacío y superficial del macrismo, se puso en evidencia la perspectiva de fondo de su proyecto. Quien había basado gran parte de su campaña criticando las «formas» del gobierno saliente, viene gobernando en base a decretos de necesidad y urgencia, desesperado por devolver favores y ubicar su gobierno al servicio de quienes lo promovieron. Así, la derecha explícita –que fue incluso al Mercosur a defender al golpismo venezolano- orienta todos sus esfuerzos para garantizar en tiempo record, la transferencia de recursos de la clase trabajadora y los sectores populares más humildes en favor del capital concentrado.

Sin pan

El levantamiento del cepo al dólar, llamado «sinceramiento» por el macrismo, implicó una devaluación del 40%, es decir, un ataque directo al bolsillo de las y los trabajadores. Así, la escalada de precios que empezó a desplegarse semanas antes (cuando ya era palpable que se levantaría el cepo) y que siguió desarrollándose con posterioridad, implicó un recorte enorme del salario real.

Aunque una de las promesas del macrismo consistía en reducir la inflación, los datos de diciembre (con un aumento del 4%) dan cuenta de su gravedad: el año cierra con cerca de un 30% de inflación. Y el reciente aumento de los combustibles no hará más que agravar esa tendencia, al trasladar a precios el alza en los costos del transporte.

El aumento de las tarifas de servicios públicos, desplegado a partir del retiro de subsidios estatales, implica otro golpe fuerte a los trabajadores, que con los mismos salarios deberán afrontar los nuevos costos de la luz, el gas y demás servicios. Los funcionarios macristas ya dijeron que este ataque se llevará adelante durante el verano.

El rechazo del gobierno y los empresarios a otorgar bonos de fin de año, da cuenta de la misma orientación. También la forma en que se definió la «continuidad» de precios cuidados: con menos productos, con aumentos de precios, y sobre todo, diciendo que dichos precios no se le impondrán por la fuerza a los empresarios.

El pacto social que se prepara para este 2016 buscará, justamente, contener las salarios bien por debajo de la inflación, para así evitar que las paritarias sean un ámbito de recomposición salarial, y se mantenga este flujo de recursos en desmedro del pueblo trabajador.

Y sin trabajo

Junto a la caída de los ingresos, muchas trabajadoras y trabajadores están sufriendo un ataque directo a sus puestos de trabajo. El tratamiento frente al problema del empleo por parte del macrismo tuvo su presentación estelar con el conflicto de Cresta Roja, donde 5000 familias reclaman por la defensa del trabajo, y el gobierno respondió con represión, pateando la pelota hacia adelante, y finalmente depositando en nuevos sectores empresarios la posibilidad de reimpulsar la producción (y con ella el trabajo), aunque sin dar garantías sobre la continuidad laboral ni las condiciones salariales.

Las declaraciones del jefe de economía son completamente claras. Ante la inminencia de nuevas paritarias, en donde los trabajadores trataremos de conquistar una recomposición salarial que nos permita evitar tanta caída, Prat Gay le advirtió a las cúpulas sindicales que eso es «arriesgar salario a cambio de empleo». Así, el titular de hacienda está anticipando que darán vía libre a la política de despidos que promuevan las empresas, y busca meter miedo para que los trabajadores no salgamos a pelear por nuestro salario.

La falta de intervención estatal ante la inminencia de despidos en medios periodísticos (como los del grupo 23) da cuenta de una política en donde el desempleo se incorpora como variable de ajuste.

En ese marco el macrismo está desplegando un impresionante ataque a los trabajadores estatales, que ya cuenta con miles de despidos de diferentes dependencias nacionales, provinciales y municipales, y que promete agravarse en los próximos meses. Miles y miles de trabajadores que asisten diariamente a sus lugares de trabajo, en su mayoría precarizados por el kirchnerismo, son ahora expulsados a la calle con la falsa excusa de querer eliminar los ñoquis. Se trata, en realidad, además de una disputa por colocar a la tropa propia, de una política de achicamiento del Estado, a costa de las y los trabajadores.

Los grandes beneficiados

Mientras las condiciones de vida del pueblo se ven afectadas de forma tan directa e inmediata, los beneficios para sectores del capital, son también directos e inmediatos.

En primer lugar, porque la misma devaluación significa, para el empresariado, la reducción del costo de la mano de obra.

Pero además porque el macrismo está tomando medidas adicionales que implican beneficios directos para diversos grupos de capitalistas.

El empresariado rural fue uno de los primeros beneficiados, con la baja en las retenciones en 5 puntos para la soja y la eliminación de las retenciones para todos los demás productos agrícolas. Se trata de impuestos que antes debían dejar al Estado, para que sean reorientados, y que ahora van a los bolsillos de estos sectores del capital.

El multimedio Clarin es otro de los grandes ganadores. En su caso, el macrismo directamente intervino anulando la ley de medios y redefiniendo las reglas de juego, de forma tal que el grupo pueda avanzar sobre el mercado de medios y sobre el de las comunicaciones. Por si faltaran gestos, hasta se encargaron de que le cierren la causa a Herrera de Noble por la apropiación de menores en la dictadura.

Los bancos, a su vez, se beneficiarán enormemente con el proyecto macrista. La nueva deuda externa, mediada en muchos casos por grandes bancos (HSBC, JP Morgan, Citibank, Deutsche Bank, y Goldman Sachs, entre otros) le permite al macrismo patear hacia adelante un mayor impacto de su política antipopular, pero supone una transferencia de recursos del Estado hacia la banca privada internacional.

La suba de la tasa de interés, como medida para contener la inflación, y la supresión de los encajes para capitales externos, prometen también una política de grandes ganancias para el capital financiero local y extranjero.

Resistencia

Es claro que los empresarios y el gobierno vienen por todo. En este marco el macrismo otorgó 320 millones de pesos a las cúpulas sindicales para el manejo de las obras sociales buscando consolidar una alianza que le permita contener el conflicto social. A su vez, el kirchnerimo orgánico tampoco ha salido con fuerza a pelear en las calles.

Ante esta situación se vuelve fundamental desplegar nuestra lucha, desde los trabajadores y el pueblo, para enfrentar la avanzada del PRO. Una lucha que debe basarse en la política de frente único entre todos los que estén dispuestos a dar pelea, y en el marco de la cual debemos avanzar en la conformación de ámbitos de articulación y organización de los sectores clasistas y de izquierda.

Con esa perspectiva, es fundamental promover un encuentro obrero unificado de los sectores combativos y antiburocráticos, que permita articular planes de lucha conjuntos.

A su vez, se pone en evidencia la necesidad de promover espacios de articulación política desde la izquierda, que permitan superar la dispersión y dificultad de intervención, y ayuden a plantear una perspectiva política alternativa a la de las diversas opciones patronales.

En ese marco, las organizaciones que venimos confluyendo en una militancia común, debemos dar pasos concretos hacia la conformación de una corriente de izquierda por el poder popular, o frente social y político, para jugar un rol político activo frente a este panorama.

Izquierda Revolucionaria

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