¿Y si nos ocupamos de la Educación?

Por Eduardo J. Pisoni – En la nota “La Educación, El Educador” publicada hace unos meses, concluía señalando que necesitamos más educadores bien formados, en orden a una educación de calidad y apelaba al compromiso que deben asumir los diferentes actores, tanto del campo educativo como así también del ámbito político, gremial, comunitario y medios.

Es imprescindible instalar el tema educativo en la sociedad a través de todos los medios posibles, porque hay que entender que este tema es una cuestión de Política de Estado y no de una determinada gestión.

Los progresos científico-tecnológicos particularmente como signo de este siglo, refuerzan la idea de que el progreso económico depende principalmente del capital humano (su educación, su formación, su capacitación, etc.); .S.S. Juan Pablo II lo expresó con suma claridad: «…hoy el factor decisivo es cada vez más el hombre mismo, es decir, su capacidad de conocimiento, que se pone de manifiesto mediante el saber científico, y su capacidad de organización solidaria,  así como la de intuir y satisfacer las necesidades de los demás”. (Encíclica Centésimus Annus).

Como vemos, el acento está puesto en el conocimiento (producto de la educación y la investigación). En esa línea de pensamiento el Dr. Alieto Guadagni  expresa: «…Mientras Alberdi decía que gobernar el poblar, la extrapolación al siglo XXI de su aserto podría expresar que “gobernar es educar…” (La Educación Argentina en el siglo XXI).

Es indudable que el desarrollo, el progreso, el futuro, etc. reclaman capacitación, conocimiento, ergo  educación y particularmente educación de calidad para todos, que tienda a superar la segmentación social. “Donde hay buena educación, no hay distinción de clases”.

De allí la necesidad de instalar el tema educativo en la sociedad, en la conciencia colectiva apelando a todos los medios posibles. Con respecto al tratamiento de este tema en los medios gráficos, el Académico Roberto Igarza expresa: «…Como revelan los archivos periodísticos de mayor tirada nacional, existe un hilo conductor compartido para el tratamiento de los temas educativos, que son básicamente dos: los conflictos (violencia escolar, huelgas y conflictos docentes) y los rituales (inicio de clases, actos conmemorativos, comienzo y finalización de las vacaciones)… Es notable la desproporción entre la sobrerepresentación de los actores políticos y sindicales en el debate educativo, y la ausencia discursiva de los actores sociales directamente comprometidos en los procesos educativos…”  (Las representaciones en los medios).-  Pensemos:

¿No sería oportuno que los agentes directamente involucrados en el quehacer educativo tuvieran una presencia con regularidad en los medios? Por  ejemplo podrían exponerse temas educativos diversos, relatar experiencias, paseos educativos, anécdotas, notas de opinión, crónicas, investigaciones, etc. etc. a través del aporte intelectual y de experiencia de los inspectores jefes, inspectores de área,  equipos directivos y docentes de los diferentes  servicios educativos etc., acercando el tema educativo a la sociedad con continuidad y rescatando su importancia. También sería oportuno que los medios gráficos destacaran un lugar importante a los artículos sobre educación;  conocido es el valor comunicacional de la ubicación de una nota (hoy día las crónicas policiales parecen ocupar espacios  más destacados).

Son importantes todas las ideas que se puedan aportar para que el tema educativo tenga presencia continua en todos los medios. Al respecto el citado Ac. Igarza expresa: «…es pertinente analizar cómo las políticas públicas pueden cooperar en esa tarea, ya sea de manera directa o indirecta. Para ello, tomaremos dos dimensiones  de análisis: la producción y difusión de contenidos mediáticos, y el espacio simbólico urbano (…) En ese sistema simbólico, al que recurren  millones de personas como usuarias, transeúntes, visitantes y trabajadores, el rol político, pragmático y socialmente estructurante del sistema educativo está escasamente representado.” Toda comunidad recuerda a sus ciudadanos destacados. Así pues se podría imponer el nombre de docentes reconocidos, a espacios públicos,  calles de la ciudad, paseos públicos, resaltar  estéticamente los edificios escolares, y muchas otras acciones que desde las políticas públicas podrían implementarse.

La retórica discursiva tantas veces escuchadas no alcanza. Pensar y actuar en pro de la educación, es pensar y actuar por el futuro. En este tema confluyen lo importante y lo urgente.

 

 

 

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