San Martín vive en las escuelas

Oscar Dinova* / Este 17 de Agosto fui convocado por la Escuela Nro 11 (Gral Manuel Belgrano de Av. República de Chile) a compartir el 167 Aniversario del pasaje de San Martín a la eternidad. El día que fue. No un día postergado para un feriado-puente. El día que fue.

¿Qué podemos agregar de este gigante de la historia americana?

Poco en realidad. Lo importante es el amor que el pueblo le prodiga. Y en este caso el pueblo está representado por docentes y alumnos que trabajan con esmero y dedicación la memoria de nuestro gran Capitán. Con la dirección de Sandra Muñoz, Mabel Maidana como maestra de ceremonias y todo el equipo de la escuela aportando todo, sin distinción.

San Martín es un estandarte, un símbolo, pero también un hombre. Como columna de una sociedad aún no hemos entendido con plenitud su mensaje. Luchó con fiereza por un ideal de libertad, aún contra aquellos que lo habían formado, el ejército imperial español. Ideó desde su renuncia al ejército monárquico la idea clara de formar una gran América, la Patria Grande.

Pero en ese camino, en ese derrotero, dejó jirones de su vida personal. Basta recordar que sólo estuvo casado 11 años con Remedios y que gran parte del tiempo no estuvieron juntos. O que vivió sólo 12 años en tierra americana, de los cuales, en sólo la mitad estuvo en suelo argentino. Cuando apenas se apagaban los ecos del triunfo de San Lorenzo, San Martín perdía a su madre, Gregoria, a su padre, Juan, lo había perdido a los 18 años. Todos sus hermanos fueron militares y sólo con Justo, pudo mantener una relación directa en su exilio en Europa. Vivió 26 años en esa condición y murió lejos de su querida Patria y su amada América.

Y nuestros niños lo recuerdan así todos los años, rememorando sus hazañas y sus tristezas, su genialidad y su lejana soledad en la vejez, su creatividad y su decencia draconiana. Lo recuerdan con poesías, canciones, anécdotas,vestidos de sus prestigiosos y bravos granaderos.

Es en las escuelas dónde San Martín vive, ahí podemos representarlo mejor que en ningún lugar. Me tocó hablar del Sargento Cabral, ese “tape” correntino, hijo de indio y esclava negra que interpuso su cuerpo para evitar una tragedia sin miramientos. Haber perdido a San Martín en San Lorenzo significaba hipotecar la historia de la Independencia americana. Pero no fue así, como en tantas batallas, los negros, los indios, los criollos estuvieron para llevarlo a la gloria.

Dos hijos de Corrientes abrazados al destino, unos segundos donde estrecharon los brazos, un estratega sin par y un hijo mestizo “más correntino que el yacaré” como se abrazan dos hermanos. De una vez y para siempre.

Los dirigentes y líderes argentinos no han entendido plenamente el mensaje de San Martín. Su austeridad y honestidad con los dineros públicos, el negarse a derramar “sangre de paisanos” están muy lejos de la ambición desmedida por cargos y la corrupción de los tiempos actuales y los reiterados odios entre hermanos, que es nuestra mayor deuda pendiente. En Chile tuvo su primera estatua y es Capitán General, en Perú fue Generalísimo y primer mandatario, en todo el mundo se reconoce su genio. Pero nosotros aún no hemos sabido interpretar cabalmente su legado.

Por suerte están las escuelas para mantener viva su memoria. Escuelas de todo el país como la Escuela Nro 11 de Mercedes hacen lo necesario para que las nuevas generaciones de argentinos tengan como referente a este soldado emancipador y nos dan esperanzas ciertas para que en los próximos años el General de América empiece a estar orgullosos de nosotros.

Sólo entonces podrá bajar del bronce y vivir en cada uno de sus hijos.

Gracias mientras tanto, Padre de la Patria.

Gracias por todo lo recibido.

*Escritor

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