Buscando capacitar a maestros y docentes en el campo de la educación en el ámbito regional

Por Cristián Frers* –  Desde tiempos lejanos la Tierra es sinónimo de fuente de vida para los seres humanos, proveyéndolo de todo cuanto lo necesario para su supervivencia. De esta manera las personas han sondeado, y lo continúa haciendo, el capital que le brinda la madre naturaleza, de todas maneras, en las tres últimas generaciones se ha hecho evidente el estallido indiscriminado e inconsciente de los recursos naturales  tanto renovables como no renovables.

El mundo está experimentando una serie de problemas como la explosión humana y la contaminación del medio por el exceso del consumo de los recursos naturales; entre otros problemas también encontramos la contaminación global, pérdida de selvas y animales, disminución de la capa de ozono, lluvia ácida, modificación atmosférica y desertificación por erosión. Estos problemas producen un golpe negativo y se puede observar en la naturaleza, la fuente de todos estos problemas es la falta de conciencia de los humanos hacia el ambiente

Los problemas ambientales se han acelerado y agudizado en las últimos tiempos, en un contexto en el que la globalización económica impone nuevas pautas para lo fructífero y el gasto de recursos naturales. En dicho contexto la formación educativa es muy importante y necesaria para potenciar al máximo la capacitación ambiental en distintos ámbitos de la comunidad, desde quienes tienen en sus manos la toma de decisiones importantes, hasta los escalones humanos, en los que la actuación diaria incide de manera directa sobre el ambiente.

El principal problema no radica solo en la explotación de los recursos ambientales sino en la desinformación de las personas, quienes muchas veces tienen aptitudes no claras hacia la conservación del medio por no conocer o no tener conciencia de la necesidad de cuidar los recursos para las generaciones futuras.

La educación ambiental canaliza y pone todas las inquietudes que tenemos para resguardar y preservar el ambiente, ofreciendo herramientas acordes para notificar información que logren los cambios necesarios en la actitud de cada individuo, que garantice que los recursos existentes, puedan ser disfrutados por otras generaciones venideras.

Para entender qué es la educación ambiental, es conveniente explicar lo que no es este tipo de educación. La educación ambiental no es un campo de estudio, como la biología, química, ecología o física, es más bien un proceso. Para mucha gente, este es un concepto que no es fácil de comprender. Muchas personas hablan o escriben sobre enseñar educación ambiental. Esto no es posible de llevar a cabo. Uno puede enseñar conceptos sobre estos problemas ambientales, pero no educación ambiental.

La falta de consenso sobre lo que es este tipo de educación puede ser una las razones de interpretaciones equivocadas. Con frecuencia educación al aire libre, educación para la conservación y estudio de la naturaleza son temas considerados como educación ambiental. Al mismo tiempo, parte del problema se debe también a que el mismo término de educación ambiental es un nombre no del todo correcto.

En realidad, el término Educación para el Desarrollo Sostenible sería un término más entendible, ya que indica con claridad el propósito del esfuerzo educativo: educación para el desarrollo sostenible, el cual es ciertamente la finalidad de la educación ambiental.  El desarrollo es un proceso que esta estrechamente emparentado con los cambios ambientales; no puede examinarse desde un punto de vista exclusivamente económico, sino también en relación con apariencias ecológicas, comunitarias y culturales. Cualquier concepción de desarrollo cuyas propuestas orienten la actividad económica y social hacia ciertos objetivos ignorando el contexto natural del sistema social, lleva a corto o medio plazo a un proceso de degradación del medio ambiental que incluso puede terminar con el logro de los objetivos socio-económicos. Las manifestaciones de orden ambiental no pueden ser olvidadas a no ser que el desarrollo se vea comprometido. Una concepción estrictamente ecologista o ambientalista, que haga abstracción del sistema comunitario, de sus dificultades, diferencias y estabilidades, ocasiona un deterioro al ambiente, al no considerar los elementos causales de orden social y económico que dan origen a la transformación y al aplicar normas de racionalidad ecológica ajenos a veces a los objetivos comunitarios.

El desarrollo sostenible es un pensamiento dinámico que requiere un conjunto de evoluciones y de modificaciones en las relaciones entre los sistemas y procesos comunitarios, económicos y ambientales iniciadores de una confluencia equilibradamente integrada entre el crecimiento económico, el progreso comunitario, y el respeto por la biodiversidad, y la diversidad cultural. En los comienzos del siglo actual, empezó a surgir un amplio convenio en imaginar que el desarrollo de una comunidad puede ser sostenible cuando pueda conservar los sistemas que hacen posible la vida y la diversidad biológica, cuando pueda asegurar que el uso de los recursos renovables es menor que la capacidad del ambiente para renovarlos, cuando pueda diminuir la destrucción de los recursos no renovables y disponga de tecnología para cambiarlos; cuando pueda mantener la capacidad de transporte de los ecosistemas, y cuando pueda propiciar un equilibrio económico capaz de asegurar la justicia de la sociedad.

La sostenibilidad implica pues la búsqueda de un encuentro entre el crecimiento económico, la protección natural y el desarrollo comunitario. Pero hace falta una decisión política, una concienciación de la gente y un compromiso comunitario para empezar un cambio hacia formas más sustentables de desarrollo.

La educación para el desarrollo sostenible en Argentina está poco más que en sus comienzos, pese a los esfuerzos y los planes oficiales que se están implementando debido a: La falta de conexión entre las medidas individuales que se implementan y la problemática social, el carácter temporal de las acciones propuestas (no conducen a la formación de hábitos), no se permite desarrollar la creatividad de los sujetos, ya que no hay continuidad entre el contenido que se transmite y las concepciones y representaciones de los sujetos y para finalizar, la falta de la comunicación sobre los problemas locales en conjunción con la problemática nacional. La asistencia oficial es escasa o prácticamente nula. Esto se debe, principalmente, a la precaria importancia que frecuentemente se da a la educación, tanto desde el estado como otros sectores de la sociedad, se traduce como una contracción del sistema educativo público, como efecto de un presupuesto bajo y la ausencia de un debate acerca de la calidad y beneficios de la educación impartida.

Hoy por hoy, mucho de los que se llama educación ambiental no tiene nada de educación ni de ambiental. Simplemente se la puede considerar propaganda verde, debido a la banalización de los conceptos ambientales en muchos centros educativos.

Para encontrar una vida en consonancia con el ambiente, lo primero que debe hacerse es tener una población sensata de su pertenencia al todo que lo rodea. Se debe formar a las personas desde los primeros años para que estudien el cuidado necesario de no desaprovechar los recursos del planeta, para no percudir su entorno y para convivir con su vecino.

 

*Cristián Frers –Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social (Periodista).

 

 

COMENTARIOS

Comentarios