Medidas para tener aguas más limpias en los lagos, lagunas y ríos

Cristián Frers* – Todos somos responsables del cuidado del preciado recurso de este elemento. El agua es el componente más abundante del planeta Tierra y se puede encontrar en diferentes estados: líquido, gaseoso o sólido. El 70% de la superficie está cubierta con agua pero en su mayoría por océanos y menos del 1% es agua disponible para consumo humano. Por eso es tan importante evitar la contaminación del agua.

El agua contaminada es un factor de riesgo porque a través de ella se pueden transmitir enfermedades como hepatitis, cólera, malaria, dengue y diarreas. El cuidado del agua es una responsabilidad compartida socialmente y desde cada hogar se puede contribuir con simples prácticas de consumo eficiente para que las futuras generaciones puedan contar con este recurso indispensable para la vida.

La contaminación de los lagos, de las lagunas y de los ríos es una problemática más antigua que la  ambiental pero,  con el aumento de la población  a las orillas de los mismos en las ciudades el volumen de desperdicios tanto orgánicos o  de desagües cloacales, como químicos se incrementó de modo tal que las aguas  se ven afectadas de tal forma que su composición afecta  a los seres humanos que la beben tanto como a la fauna y flora.

Hay algunas soluciones que podrían implementarse como ya se están desarrollando en distintos países… Entonces, ¿Por qué no implementarlas en Argentina? Además de impulsar el trabajo verde o ambiental.

Se instalaron redes en las salidas de las tuberías de drenaje, evitando que desechos sólidos y demás contaminantes salieran de las alcantarillas. El objetivo principal es evitar que más contaminantes sólidos provenientes de zonas residenciales que son arrastrados por la lluvia, lleguen a las aguas.

Los principales materiales recolectados son botellas de plástico, envases de alimentos y hojas de árboles. Los desechos se deberían transportan a un centro de reciclaje donde se procesan los desechos biodegradables y los convierte en abono.

Las redes son la prueba de que las acciones pequeñas pueden tener impactos significativos.

Merecer los recursos acuáticos significa saber hacer uso de él  y  desear que nunca deje de ser un beneficio para las personas. Merecer el río significa respetar las reglas,  adoptar una actitud que contribuya a mejorar sus condiciones.

Una manera de disminuir los efectos de la contaminación de las aguas seria  utilizar y crear  humedales artificiales porque, básicamente  son zonas construidas por el hombre en los cuales se reproducen, de manera controlada, los procesos físicos, químicos y biológicos de eliminación de contaminantes que ocurren normalmente en ellos.

Tienen ventajas respecto a los sistemas de tratamiento alternativos, debido a que requieren poca o ninguna energía para funcionar. Si hay suficiente tierras  disponible cerca de la instalación de los humedales artificiales donde se cultivan plantas acuáticas o semi acuáticas, puede ser una alternativa de costo efectivo. Proporcionan el hábitat para la vida silvestre, siendo estéticamente agradables a la vista.

Los detergentes producen espumas y añaden fosfato al agua (eutrofización). La mayoría de detergentes tiene un gran impacto ecológico. La presencia de los fosfatos en las aguas provoca la proliferación de algas, ósea que las algas crecen y se reproducen sin control. Cuando estas mueren, las bacterias las descomponen en un proceso que consume gran cantidad de oxígeno disuelto en el agua, el cual es necesario para la vida acuática en general. Al agotarse el oxígeno los otros seres acuáticos también mueren y como resultado de esto, los ríos quedan contaminados al disminuir el poder autodepurado y dificultar la actividad bacteriana.
El tono verdoso del agua de los ríos es un indicador de contaminación por las sustancias de los detergentes. Las aguas eutrofizadas no son aptas para el consumo humano si no reciben un costoso tratamiento.

Muchas veces la falta de coordinación y de planificación de las acciones de los gobiernos municipales, provinciales o de la Nación ha derivado en una total ineficacia de sus políticas, y ha significado, en las cuestiones ambiente y de infraestructura, la necesidad de volver al principio, a cero. Por ejemplo, las muy pocas veces que se han establecido medidas anticontaminación de los cursos de agua, se acciona contra diversas empresas, pero no se tienen en cuenta los basureros a cielo abierto, que siempre se encuentran a la vera de los ríos, o se vierten líquidos cloacales sin tratamiento alguno, o simplemente se fugan efluentes con la complicidad de ciertos funcionarios que se hacen de la vista gorda. Las políticas ambientales, sobre todo aquellas dirigidas a frenar el daño que causa la contaminación, deben ser a todo o nada, es decir, que si se emprende una campaña no se pueden dejar fisuras o empezar por pequeñeces. No sirve llevar los jardines de infantes a juntar papelitos, mientras se deja que una poderosa industria desvíe su efluente contaminante de la planta de tratamiento. No es eficiente hacer un llamado a la adhesión voluntaria a un plan de producción limpia, al que acudirán los que siempre colaboran, pues aquellos a quienes la producción limpia no les interesa seguirán contaminando libremente.

*Cristián Frers – Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social (Periodista).

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