Desarrollando políticas ambientales

Por Cristián Frers* – «Siempre se postergo la discusión de los temas ambientales. Hoy ya no es posible. Argentina está muy atrasada en este tema. En las discusiones de campaña política, por ejemplo, aparece como una cuestión secundaria» Rene Mauricio Valdes – Coordinador Residente del Sistema de las Naciones Unidas en Argentina.

Las políticas ambientales proponen desarrollar diferentes tendencias en vez de generar herramientas que permitan lograr una mejor relación entre los ciudadanos y el ambiente.

A través de una mirada estratégica a corto, mediano y largo plazo, se deben desarrollar los proyectos y programas, con el objetivo de preservar y mejorar la calidad ambiental de las distintas localidades, de acuerdo a las tendencias específicas y generales del desarrollo sustentable.

La toma de conciencia, el cambio de hábitos y el acceso a la información constituyen la base para lograr una mejor calidad de vida. A fin de tener un país sustentable, se debe tener  seguir ciertos conceptos.

La intención de la humanidad para armonizar su relación con el ecosistema del cual forma parte ha dado lugar a una novedosa concepción, que tiende a promover el desarrollo en un marco de credibilidad.

Los seres humanos como parte integrante y esencial de un sistema  requiere ser protegido y utilizado con criterios razonables, a fin de posibilitar al acceso  a los recursos.

En el mundo actual no son suficientes los valores económicos para afrontar la realidad; también lo son los valores sociales, la igualdad y la protección de la tierra.

El puesto 74 de la Argentina en el Índice de Desempeño Ambiental, elaborado por las Universidades de Yale y Columbia de los Estados Unidos de Norteamérica, refleja el deficitario desempeño de nuestro país en la materia.

El Índice de Desempeño Ambiental evalúa la salud humana y el de los ecosistemas, con el objetivo de determinar cuán cerca están los países de alcanzar las metas establecidas en los Objetivos de Desarrollo del Milenio, en las Naciones Unidas y en el Acuerdo Climático de París.

A partir del análisis de 24 indicadores, -que abarcan temas tales como el impacto de agua potable y saneamiento básico, la calidad del aire, los recursos hídricos, la contaminación del aire en el ambiente, la biodiversidad y  los recursos naturales más el cambio climático- se confecciona un ranking y se publica, cada dos años, un índice que da visibilidad a los principales logros, problemas y desafíos de los países.

El objetivo de estos estudios es brindar a los distintos Estados una orientación acerca de las prácticas razonables, que hoy se encuentran amenazadas fundamentalmente la urbanización y la industrialización.

La Argentina no tiene políticas ambientales defendibles y verosímiles en el tiempo. Reacciona por estímulos y allí fracasa. Se requiere una mayor y mejor institucionalidad republicana. Es un denominador común de los gobiernos argentinos. Falta voluntad política, pues existe mucho desinterés del gobierno y de los funcionarios públicos en relación a estos temas.

Muchas veces esta falta de coordinación y de planificación de las acciones  gubernamental  deriva de una total ineficacia en sus políticas, y  significa, en las cuestiones ambiente y de infraestructura, la necesidad de volver al principio.

Por ejemplo, las pocas veces que se  establecieron medidas de anticontaminación en los cursos de agua, se accionó contra diversas empresas, pero no se tiene en cuenta los basureros a cielo abierto -que siempre se encuentran a la vera de los ríos- o se vierten líquidos cloacales sin tratamiento alguno, o simplemente se fugan efluentes con la complicidad de ciertos funcionarios que se hacen los distraídos. Las políticas ambientales, sobre todo aquellas dirigidas a frenar el daño que causa la contaminación, deben ser a todo o nada, es decir, que si se emprende una campaña no se pueden dejar fisuras o empezar por pequeñeces. No sirve llevar los jardines de infantes a juntar papelitos, mientras se deja que una poderosa industria desvíe su efluente contaminante de la planta de tratamiento. No es eficiente hacer un llamado a la adhesión voluntaria, a un plan de producción limpia, al que acudirán los que siempre colaboran, pues aquellos a quienes la producción limpia no les interesa seguirán contaminando libremente.

*Cristián Frers – Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social (Periodista).

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