El impulso de desarrollos turísticos sustentables

Por Cristián Frers* – La creación de áreas turísticas, junto con el desarrollo urbano y el crecimiento de la población  -en el lugar donde se establecen- provoca un fuerte impacto en el ambiente. Para que estas áreas funcionen, es necesario un mantenimiento constante e intenso que permita conservar los atractivos naturales en el mejor estado posible para los visitantes.

El desarrollo turístico deberá fundamentarse sobre criterios  soportables ecológicamente a largo plazo, viable económicamente y equitativo desde una perspectiva ética y social para las comunidades locales.

El turismo cuidadoso  minimiza el impacto sobre el ambiente, al mismo tiempo que contribuye a generar ingresos y empleo para la población local donde se encuentren.

Salta a la vista que la ecología y la gestión ambiental pueden aportar sus conocimientos a fin de permitir el desarrollo de las actividades de este sector, conservando en primera instancia sus recursos naturales y culturales.

Por un lado, el turismo supone una gran oportunidad en algunas zonas en donde no existen otras alternativas económicas. A su vez,  ofrece  oportunidades para el surgimiento de empresas locales, pues se basa en los siguientes principios básicos:

  1. Los desarrollos turísticos no deben tomar en cuenta sólo los intereses económicos sino también el buen funcionamiento del ecosistema en el cual se encuentran, puesto que, en última instancia, de este último depende su éxito en el corto y en el largo plazo.
  2. En base a las características de cada destino, los viajeros  buscan lugares específicos en determinadas zonas donde se tenga en cuenta la protección del medio ambiente.  
  3. Denuncia todos los posibles impactos negativos que puedan generarse en las zonas elegidas,
  4. Aprecia y valora los modelos turísticos para los cuales exige la responsabilidad de todos,

Las actividades recreativas en áreas rurales se podrían implementar, por ejemplo, en sitios como Carmen de Areco – Provincia de Buenos Aires- y en otros lares como Luján, Zárate,  La Plata, San Nicolás, Pergamino, entre otras.

Se trata de una tendencia que crece en el mundo y Argentina no es la excepción. Los viajeros buscan no sólo disfrutar de la belleza natural, sino también participar de un intercambio  con los lugareños en  pequeñas comunidades rurales.

Generalmente el turismo rural tiene que ver con aquellas actividades propias que se llevan a cabo en lugares fuera de los cascos urbanos, con motivos recreativos, de estudio o de relajación.

Una de las nuevas  opciones elegidas es visitar  antiguos y establecimientos, que abran sus puertas con una propuesta de compartir la naturaleza en  antiguas mansiones bien equipadas, -se trata de estancias, que se destacan por su atención personalizada, donde el turista puede experimentar la auténtica vida de campo. Es una nueva opción turística, alejada de los tradicionales hoteles.

No hace falta ser un jinete experto, ni contar con un estado vigoroso y atlético para disfrutar del caballo, ya que existen alternativas de cabalgatas con opciones para todas las edades y gustos.

Muchos establecimientos cuentan con caballos mansos y dóciles y se ofrecen monturas inglesas o recados criollos  para cabalgar cómodamente. La duración  se adapta al gusto de los huéspedes: incluye como opciones  las travesías por  los esteros, cabalgatas  nocturnas o el cruce a caballo por diferentes ríos. Para aquellos que deseen aprender este deporte estos lugares son ideales.

En definitiva,  crece la demanda de un turismo respetuoso de la naturaleza,  que se ajusta a los requisitos de una nueva forma de viajar y  que apuesta a reducir al máximo las emisiones contaminantes que puede generar un viaje, protegiendo el ambiente y  a la vez tomando conciencia  de los abusos que lastiman su conservación.

*Cristián Frers – Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social (Periodista)                                    

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