Poesía: «A mi madre»

Mi madre…

Era un enjambre de abejas laboriosas,
era la luz, que al sonreír rompía las sombras,
era la ternura sin decirse ni anunciarse
cuando en la vida arreciaban incertezas.

Era una mano pequeña
que tomaba nuestras manos,
para llevarlas a buen puerto
donde la tempestad, ya no hace daño.

Era la palabra suave que sobresalía
en los torbellinos de voces exaltadas,
era el perdón que no se pedía
pero recalaba, sumiso, con su mirada tierna.

Eran los años de fiel compañía,
los silencios distantes y la mansa espera,
los olores de su cocina y la mesa siempre lista,
para reunirnos venciendo las distancias.

No supo de egoísmos ni de rencillas,
solo cultivaba semillas y esperanzas,
por eso, hoy no la extraño tanto,
su tesoro es más grande que su ausencia.
Mamá.

Oscar Dinova

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