Una ONG asumió la titánica tarea de reubicar a leones, tigres y osos que sobrevivieron en condiciones de abandono. Advierten que el estado de las instalaciones era una «bomba de tiempo» y celebran que no haya habido escapes trágicos.
Un operativo de rescate sin precedentes se está llevando a cabo en el predio del ex zoológico de Luján, clausurado por las autoridades hace años debido a las graves deficiencias en el cuidado de los animales. La organización sin fines de lucro «Refugio Salvaje» tomó la posta para salvar a los últimos habitantes del lugar: grandes carnívoros como tigres, leones y osos que sobrevivieron en medio de la ruina y el abandono.

El escenario que encontraron los rescatistas dista mucho de la antigua postal turística. Cercos oxidados, recintos reducidos y estructuras en estado crítico conformaban el paisaje de un lugar que, según los especialistas, era una «bomba de tiempo».
«Es un milagro que no se haya escapado ningún animal. Las condiciones de las jaulas eran deplorables; era cuestión de tiempo para que ocurriera una desgracia», declaró Ana Ríos, vocera de la ONG a cargo del operativo. «Cada día que pasaba era un riesgo inminente para la seguridad de los animales y de la comunidad cercana».
El rescate es un proceso lento y costoso. Cada animal requiere una evaluación veterinaria exhaustiva, un diseño de traslado seguro y la coordinación con santuarios especializados que puedan brindarles una vida digna. Hasta el momento, varios ejemplares ya han sido trasladados a reservas en el interior del país, donde disponen de espacios amplios y entornos naturalizados.
«Estamos hablando de animales que han sufrido un estrés crónico. Nuestro objetivo no es solo sacarlos de aquí, sino darles la oportunidad de recuperar sus conductas naturales en un ambiente apropiado. Ver a un tigre pisar el pasto por primera vez en años no tiene precio», explicó Ríos.
La intervención de la ONG marca un punto de inflexión tras años de abandono e inacción. La situación del ex zoológico de Luján se había convertido en un símbolo del maltrato animal y la falta de control sobre este tipo de emprendimientos.

Las autoridades locales, en conjunto con la ONG, supervisan el operativo, que se espera concluya en los próximos meses. El caso ha reavivado el debate sobre la necesidad de leyes más estrictas para regular la tenencia de fauna exótica y evitar que historias como esta se repitan.
Mientras tanto, el trabajo en el predio continúa. Cada jaula que se vacía, cada animal que es llevado a un lugar seguro, representa una pequeña victoria en una misión que busca salvar vidas y cerrar, de una vez por todas, un capítulo oscuro en la historia de Luján.
