El Gobierno nacional propuso un nuevo esquema tarifario que comenzaría a regir en enero. La medida acota el universo de beneficiarios, elimina los descuentos por «Zona Fría» y dolariza el riesgo cambiario, trasladando el costo a los usuarios.
A partir de enero, los hogares argentinos enfrentarán un nuevo y fuerte ajuste en los servicios públicos. Según la propuesta elevada por la Secretaría de Energía, que se encuentra a consideración pública hasta el 16 de este mes, las facturas de electricidad y gas llegarán con subas de entre el 50% y el 75%.
La iniciativa busca modificar drásticamente el esquema de subsidios vigente, justificando los cambios en la necesidad de sostener el superávit fiscal y corregir supuestas «ineficiencias» en la segmentación actual. Sin embargo, el impacto directo recaerá sobre la clase media y los sectores vulnerables.
El fin del RASE y el nuevo sistema
El plan oficial contempla la eliminación del actual Registro de Acceso a los Subsidios a la Energía (RASE), que dividía a los usuarios en tres niveles. En su lugar, se implementará un esquema de Subsidios Energéticos Focalizados (SEF), que simplifica el sistema en dos únicos grupos: hogares con subsidio y hogares sin subsidio.
La línea de corte para acceder al beneficio estará determinada por el ingreso familiar: quienes superen las tres canastas básicas (actualmente unos $3,64 millones mensuales) perderán la totalidad de la ayuda estatal. Si bien el Gobierno asegura que los actuales beneficiarios del RASE pasarían automáticamente al nuevo registro (RESEF), advierten sobre «irregularidades» en el padrón actual, lo que podría derivar en una depuración masiva de usuarios subsidiados.
Impacto en las facturas
La organización de defensa de consumidores DEUCO alertó sobre la magnitud del «tarifazo». Según sus estimaciones, la quita de subsidios elevará el valor del metro cúbico de gas entre un 48% y un 74%, con incrementos similares para la electricidad.
Además, el plan ratifica la dolarización de las tarifas en el punto de generación (Gas PIST y generación eléctrica). Esto implica que cualquier devaluación del peso se trasladará directamente a la factura del usuario, blindando a las empresas productoras pero exponiendo la economía familiar.
Adiós a la «Zona Fría» y cambios estacionales
Uno de los puntos más polémicos es la eliminación de las tarifas diferenciales para las denominadas «zonas frías». A esto se suma un esquema de estacionalidad para el gas:
- Octubre a Marzo: Se eliminan los subsidios casi en su totalidad.
- Abril a Septiembre: Se mantienen, pero reduciendo la cobertura del 65% actual al 50%.
En cuanto a la electricidad, se fijará un tope de consumo subsidiado de 300 kWh mensuales. Todo excedente se pagará a tarifa plena.
Un esquema de transición hasta 2027
Consciente de la conmoción social que podría generar un aumento de esta magnitud, el Gobierno propone una «bonificación adicional y extraordinaria» del 25% sobre el consumo subsidiado para amortiguar el golpe inicial en enero.
El objetivo final del plan es que este subsidio especial vaya descendiendo progresivamente durante 2026, hasta llegar a cero a finales de 2027, momento en el cual los usuarios pasarían a pagar el costo total de la energía.