Rescatar la biodiversidad en Argentina

Por Cristián Frers* – La biodiversidad es la diversidad de vida, la variedad de seres vivos que existen en el planeta y las relaciones que establecen entre sí y con el medio que los rodea, clave para mantener nuestro bienestar y una oportunidad para la generación de economía y empleo, es el resultado de millones de años de evolución.

La importancia de la conservación de la biodiversidad puede explicarse a través de distintos planos (biológico, científico, social, cultural, económico, recreativo). Es un hecho que a sectores y grupos de personas puede importarles en mayor o menor medida el estado del ambiente. Lo cierto es que son varios los motivos por los cuales debemos aceptar que es relevante la conservación de la diversidad biologica.

Es importante para el desarrollo socioeconómico de la sociedad. La conservación y economía verde y el uso sostenible de los recursos permite avanzar hacia un modelo y un desarrollo que minimice el impacto de las actividades humanas. Además, que se reconozca el valor y la relevancia que tienen los servicios de los ecosistemas para el desarrollo y el bienestar.

 La Argentina como integrante de esta misma nave espacial, el planeta Tierra, donde los hombres crean frontera y la naturaleza se encarga de eliminarlas, no ha permanecido al margen del problema de la diversidad, que si bien no alcanzó características catastróficas, se agudiza día a día. Falta la toma de una real conciencia pública de la cuestión por parte de todos los sectores para que realmente se pegue un giro brusco de timón que nos aleje del peligro de perder en los próximos años los más significativos exponentes de nuestra flora y fauna autóctona. Lamentablemente pareciera que no vemos imposibilitados de usar la triste experiencia de otros países para evitar caer en los mismos errores, con el agravante que trágicas historias como la de la paloma migratoria (Ectopistes migratorius), la cotorra de Carolina (Conuropsis carolinensis) y tantas otras, ocurrieron en un momento de la historia humana en que la ecología era un concepto nuevo poco entendido.

Por suerte, la inmensidad del país y las vastas extensiones que cubren la mayor parte de sus ambientes naturales han permitido aún salvaguardar en nuestros días la mayoría de nuestros exponentes florísticos y faunísticos, aunque estamos lejos ya de aquella idea de virginidad ambiental que imperaba hasta hace pocos años. Estos recursos han sido aprovechados irracionalmente en los últimos 50 años, causando la pérdida de un alto porcentaje de sus componentes. Lo más lamentable, es que se desconocen las verdaderas potencialidades que los ecosistemas albergan en su integridad.

La destrucción del hábitat, el cultivo agrícola excesivo, la contaminación industrial, la producción de residuos, la introducción de especies foráneas… Son algunos de los fenómenos que más afectan al ambiente. Es por eso, que se debía destacar el Convenio de Diversidad Biológica que establece: El compromiso de diseñar e implementar políticas, planes, programas y proyectos, así como acciones que vayan en procura de una mejor calidad de vida para la población. Además de posibilitar un mejor conocimiento y utilización de los recursos biológicos y su extensa diversidad.

Era necesario tomar medidas y realizar acciones decisivas para conservar y mantener los genes, las especies y los ecosistemas, con miras a una gestión y utilización sostenible de los recursos biológicos. El gobierno nacional y los gobiernos provinciales debían emprender un camino conjunto en procura de establecer metas que posibilitaran un mejor conocimiento de la realidad biológica de la Argentina y el diseño de estrategias adecuadas para que se pudieran utilizar en forma sostenida los recursos utilizables. Es imprescindible movilizar a científicos, grupos ambientalistas locales, ONG y funcionarios para que apuesten a la protección de sitios que aún no son reservas, al monitoreo de sitios ya protegidos, a la organización del ecoturismo y a la promoción de actividades productivas sustentables.

La biodiversidad tiene un valor intrínseco que es preciso proteger. En cierto modo, la naturaleza no tiene precio, pero ante todo debemos tener claro que la diversidad constituye una reserva de recursos, que a su vez pueden utilizarse para aumentar el potencial económico.

Entonces, sería bueno reflexionar sobre el grado en el que estamos involucrados con nuestro entorno, sin olvidarnos que la Tierra es nuestra casa. ¿Qué es lo que hacemos día a día para aportar nuestro granito de arena a la conservación de la biodiversidad?

*Cristián Frers – Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social (Periodista).

COMENTARIOS

Comentarios