Una historia enterrada, incómoda de ser rescatada

Por Sergio Resquín – Hace poco más de un mes en el fragor del conflicto docente, histórico, casi una bomba de tiempo habitual para cuanto gobierno patronal encabece el estado, se cumplió un aniversario muy particular, que nadie recordó, al menos públicamente. El SUTEBA, uno de los sindicatos que participan de la negociación con la gobernadora Vidal, cumplía sus veinte años en nuestra ciudad. Una historia enterrada que como sucede con algunas instituciones, trata infructuosamente, a veces de tapar aquello que no puede “defender” ni explicar, o resulta molesto recordar.

La cuestión es que el SUTEBA pasó de sus veinte años de existencia en Mercedes más de la mitad de manera irregular: “clausurado” primero intervenido después. Es decir de 20 años 11, con un funcionamiento en contra de los intereses de los afiliados. Esta historia enterrada explica muchos de los vicios de la lista “Celeste” de María Sánchez, Yasky, Baradell. Sí, este último, el mismo que el gobierno de Macri / Vidal, eligió para usar su desprestigio contra la docencia bonaerense.

En los comienzos éramos Autoconvocados. Esta palabra que históricamente le genera urticaria a la burocracia sindical Celeste fue el embrión del SUTEBA en Mercedes. Eran épocas de Ley Federal de Educación, empezaban a notarse los efectos nocivos antipedagógicos de la ley que fue la expresión del neoliberalismo en materia escolar. En Mercedes solo la FEB, con su mirada atrofiada y verticalista, todavía con la conducción de un personaje muy particular, María Ferrabosco enquistada en la Federación con sus criterios “profesionalistas” de la docencia, anacrónicos desde ya con un docente que ya había cambiado su condición en la sociedad ,.Asalariado y que claramente había pasado a ser un “trabajador de la educación”.La burocracia de la FEB no podía digerir esto. Criterios y verticalismo seguidos a rajatablas por Carmen Guinot en la UEB Mercedes.

Los efectos de la “reforma” del menemato, con la complicidad de los sindicatos docentes, no fue visualizada rápidamente por la docencia, pero en el ‘96 en la escuela Normal, trabajadores de varias ramas se empezaron a reunir, estudiar y discutir qué tipo de monstruo habían engendrado entre la UIA, la Sociedad Rural, la Asociación de Bancos privados y el gobierno de Menem. La Autoconvocatoria derivó en: clases públicas, volanteadas, presencia en los medios y todo lo que sirviera para difundir lo antipedagógico de la “reforma”, la complicidad de los sindicatos y el desastre que se venía. Como muestra del verticalismo de la FEB por entonces, una de sus afiliadas que participo en esta autoconvocatoria fue “invitada” a desafiliarse de la UEB. “No son nuestros métodos” dijo Carmen Guinot. A fines del ‘96 la experiencia hecha llevó a pensar en construir una seccional de SUTEBA, en un distrito donde la mayoría de los docentes no poseían afiliación alguna.

La fundación del SUTEBA
Luego de que los docentes autoconvocados consideraran que el paso a integrarse a un sindicato era necesario desde fines del ‘96 se intentó lograr que la conducción provincial del SUTEBA aceptara la constitución de una “Junta promotora”, figura que prevé el estatuto del mencionado sindicato. No fue fácil convencer en ese momento a Yasky y cía. de que este grupo fundacional del sindicato proviniera de una autoconvocatoria, y encima, las presiones políticas provenientes por entonces del FREPASO y de la Alianza mercedinas, demoraban cada vez más la realización de la asamblea que debería elegir a la junta promotora con la presencia del secretario de organización del SUTEBA provincial.

Luego de mil maniobras dilatorias un 13 de marzo de 1997, Eduardo Pereyra por entonces ocupando el cargo mencionado, se presentó en la Escuela Normal y oficializó por fin el grupo que integró la Junta promotora: Ciro Lalla, Mónica Stella, Gabriela Luna, Mercedes López, Graciela Zunino, Marcelo Damonte, Susana Carreras fueron los que dieron inicio a la construcción de un Sindicato que cumplió sus veinte años.

Claro los choques con la conducción Celeste provincial no se hicieron esperar, especialmente con el secretario adjunto Eduardo Macaluse, mano derecha de Yasky, que recibía todo el tiempo informes del accionar de la Junta promotora local, por parte de Jorge Arturo Montaldo; especialmente los volantes que se repartían con críticas a la conducción provincial, por entonces en abierto maridaje con la Alianza, que presidia De la Rúa.

La faja de clausura no se hizo esperar
Así fue como en julio del 1999 Yasky, y Macaluse cumplieron con la amenaza. Mediante un telegrama declaraban cerrado el sindicato por “inconducta gremial” de los integrantes de la Junta promotora. Lo peor de los viejos sindicatos burocráticos asomaba en estos supuestos renovadores. Ni siquiera vinieron al distrito a convocar a una asamblea a discutir “la inconducta gremial”.

Utilizaron la táctica de tierra arrasada cerraron el local, cortaron los servicios del coseguro de salud y se sentaron a esperar que lentamente lo docentes se desafiliaran de un sindicato que no tenía interés en ellos. Prefirieron eso a tener que lidiar con una junta opositora. Nunca iniciaron la más mínima acción administrativa para justificar “la inconducta gremial”.

Pero claro no contaron con que la resistencia de aquel núcleo fundacional del SUTEBA fuera también encarnizada por evitar la desafiliación de los casi 100 afiliados conseguidos en dos años de construcción del sindicato en Mercedes. Desde recursos ante la justicia hasta tratar de lograr con el auxilio de seccionales opositoras a la Celeste, cumplir con el cumplimiento de los derechos a la cobertura de salud. Luego de varios años de vaciamiento sindical un recurso de amparo logró que la Celeste volviera a abrir un local con una interventora de apellido Taramasco. La lucha tuvo por fin sus frutos. El rol de Tribuna Docente fue encomiable.

Ahí comenzó otra etapa por lograr finalmente la democratización del distrito con elecciones libres. La burocracia ya con Baradell a la cabeza había seccionalizado distritos como Suipacha con solo 40 afiliados o San Andrés de Giles con números parecidos, pero sin listas opositoras al poder central. Así en 2010 tras 11 años desde aquella “Clausura” las elecciones en Mercedes fueron inevitables. Muchos habían abandonado el sindicato pero aun así los años de resistencia al atropello de la democracia sindical habían logrado que otros siguieran reclamando su derecho a tener el sindicato que habían intentado construir. En ese año la Celeste tuvo que arriesgarse a competir con una lista que durante años logró mantener la llama de democratizar el sindicato y pudo ganar las elecciones por solo cuatro votos. Baradell respiró aliviado

De cara a un nuevo proceso electoral
Lo demás es historia conocida, las roscas entre las diferentes comisiones directivas Celestes llevaron a quiebres periódicos, en muchos casos por la influencia del posicionamiento respecto al kirchnerismo o a simples rencillas de poder doméstico.
El SUTEBA mantiene aún el “record” de haber transcurrido más de la mitad de sus veinte años de manera irregular, clausurado o intervenido.

Es obvio que ni Baradell ni sus acólitos locales han podido nunca reconocer aquel 13 de marzo como el día de fundación del SUTEBA en Mercedes. Hacerlo sería reconocer las prácticas propias de la más podrida burocracia sindical, que ellos solían criticar.

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