El ambiente natural es importante y debemos aprender a cuidarlo

Por Cristián Frers* – El medio ambiente es un sistema formado por elementos naturales y artificiales que están interrelacionados y que son modificados por la acción humana. Se trata del entorno que condiciona la forma de vida de la sociedad y que incluye valores naturales, sociales y culturales.

Es la conservación del ambiente, lo que lleva a la vida prolongada y sostenida de todas las generaciones incluidas dentro del entorno; permitiendo así mismo la aparición de generaciones próximas con las mismas o mejores cualidades.

En su forma integral, el medio ambiente también se constituye por factores físicos como son el clima y la geología, mientras que en sus elementos biológicos; se encuentra la población la flora, la fauna y de seres humanos.

Para evitar la destrucción del entorno y la supervivencia de los seres vivos y desarrollo humano, es necesario tomar los recaudos necesarios. Es necesario hacer un buen uso de los recursos naturales, que no sean utilizados de manera indiscriminada y realizar tareas sustentables.

Hoy en día, el costo de la degradación del medio natural equivale a un valor económico de aproximadamente el 8% del PBI de Argentina. Y mientras el gasto nacional en la gestión ambiental ha  venido aumentado, sigue siendo significativamente bajo.

Para contrarrestar esta tendencia, se sugiere mejoras en la recolección, gestión y accesibilidad de datos sobre el medio ambiente y los recursos naturales, y adaptaciones en la capacidad institucional para hacer frente a los problemas ambientales actuales.

El problema de la Argentina en relación a las cuestiones ambientales es lo que cada uno de los gobiernos puede ir haciendo. Pero básicamente el gran problema es que el Estado en su conjunto, incluso los tres poderes del Estado, no ha dimensionado que el tema ambiental es un tema muy acuciante, muy demandante en términos del futuro que puede llegar a tener el país.

Hay cierto grado de subestimación por parte del Estado, respecto de en qué lugar de la agenda tiene que estar la cuestión ambiental. La clase política sigue pensando la cuestión ambiental de manera secuencial. Es decir, hay que resolver los problemas de necesidades básicas, luego resolver problemas de la educación y luego, ocuparnos de cuestiones ambientales porque parecen ser relativamente superfluas. Y creo que está demostrado que indudablemente no es así. No solo desde la percepción de la propia sociedad. Los conflictos ambientales hoy existen: desde Esquel, San Juan, Córdoba, el Riachuelo. La sociedad está demandando un desarrollo armónico en términos ambientales. La sociedad, para decirlo vulgarmente, no quiere comer al lado de un río putrefacto. No quiere que se les satisfaga el derecho a la alimentación y a la vestimenta al lado de un lugar donde no puede respirar.

Muchas veces la falta de coordinación y de planificación de las acciones de los gobiernos ha derivado en una total ineficacia de sus políticas, y han significado, en las cuestiones ambiente y de infraestructura, la necesidad de volver al principio, a cero. Por ejemplo, las muy pocas veces que se han establecido medidas anticontaminación de los cursos de agua, se acciona contra diversas empresas, pero no se tienen en cuenta los basureros a cielo abierto, que siempre se encuentran a la vera de los ríos, o se vierten líquidos cloacales sin tratamiento alguno, o simplemente se fugan efluentes con la complicidad de ciertos funcionarios que hacen la vista gorda. Las políticas ambientales, sobre todo aquellas dirigidas a frenar el daño que causa la contaminación deben ser a todo o nada, es decir que si se emprende una campaña no se pueden dejar fisuras o empezar por pequeñeces. No sirve llevar a los jardines de infantes a juntar papelitos, mientras se deja que una poderosa industria desvíe su efluente contaminante de la planta de tratamiento. No es eficiente hacer un llamado a la adhesión voluntaria a un plan de producción limpia, al que acudirán los que siempre colaboran, pues aquellos a quienes la producción limpia no les interesa seguirán contaminando libremente.

Nos ha tocado vivir un tiempo de aprendices de brujo. Hemos puesto en marcha una civilización que ha logrado incesantemente mejorar la vida de muchísima gente, pero tal vez apresuradamente. No podíamos medir las consecuencias de tantas cosas que estábamos haciendo en el planeta. Esta nave con la cual andamos por el universo tiene sus propias complejidades y ahora estamos aprendiendo, con dolor, que tenemos que modificar muchos aspectos de nuestro comportamiento para que la Tierra se mantenga sustentable.

* Cristián Frers – Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social (Periodista).

 

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