Jornada de lectura con los chicos del Centro de Educación Especial N° 1

“Nada ni nadie en la vida debe ser temido, pero sí comprendido.Ahora es el momento de comprender más y temer menos” (Marie Curie)

Cuando la maestra Celeste Capra hizo sonar mi teléfono para convocarme a llevar este viernes 4 mis Cuentos e Historias a sus alumnos de 1°, 2° y 3° del Ciclo Básico me estaba abriendo las puertas a una de las más bellas experiencias de literatura narrada que tuve el honor de realizar.

Allá fuimos, -con Diana y sus fotografías- en la siempre fiel compañía de las mascotas que habitan mis libros, para llevar alegría y sonrisas a un aula plena de chicos y chicas ávidos de conocer esas desopilantes aventuras.

Fue Polito, el increíble lechoncito que fuera la mascota de mi madre, en el escuela-castillo encantado del Rivas de su niñez, que saliendo de las paginas se instaló primero, en las fantasías del juvenil público. ¡Qué de risas cuándo imaginaban a Polito corriendo por los corredores de la escuela en busca del plato de dulce de leche! ¡¡Y cuándo lo besaban en la trompa para convertirlo en un príncipe azul?! ¡¡Ni hablar!!

Por supuesto, cada uno de los presentes, hizo venir a sus mascotas; el aula del C.E.E N°1 (38, esq. 47) pronto se llenó de perros, gatos, ardillas, conejos y ¡hasta una vaca! Es que los pibes también querían contar de sus propias vidas y andanzas. Ladridos, maullidos, mugidos, un aquelarre de sonidos acompañaron el momento.

Y como era de esperar con los ladridos, llegó Negrita, -mi Perra de Mil Años- que no veía la hora de contar sus peripecias en la casa de mi infancia. Para eso, leímos (sufrimos y reímos) con increíble ansiedad, la hazaña de mi perra salvando a Chirola, la tortuga, cuándo esta quedó atrapada… ¡en la cueva del conejo!

¡Qué momento!

Todos hacían fuerza, todos ayudaban, si hasta la maestra ladró más fuerte que nadie para ayudar a Negrita en el rescate. ¿¿Pero qué pasó con la goma-ruedita que se usó para el salvataje y nos olvidamos de lavar antes de dejar en el escritorio de papá?? ¡¡Mamaaa mííaaaa!!

Nos despedimos, pero volveremos, a leer y contar más historias. Fue un inmenso placer estar en un lugar donde los chicos saben y sienten que no son temidos sino queridos, que los comprenden y los aman.

Es un lugar bendecido… que hace honor a la docencia argentina. Ténganlo por seguro.

Abrazos por doquier, regalos y fotos. ¡Me llevo las sonrisas de todos y cada uno de los pibes, hermosos, dulces y afectuosos hasta el infinito!

Gracias a la Directora Yanina Nicolini por auspiciar estos encuentros, a Celeste Capra y a los profes Fernando Ravasa y Fernando Nicolini por su compañía y la bondad que prodigan.

Nos estamos viendo…

Oscar Dinova, escritor-narrador
Diana Manos, fotografías

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