Depredando el mar Argentino

Por Cristián Frers* – El mar, mal llamado mercado natural, el cual el hombre todavía no ha podido decodificar del todo, y a éste le siguen especies, desde peces, crustáceos y hasta plantas marinas.

En Argentina, el pez de mayor calidad y al que no se lo ha respetado como debería, es a la merluza negra del Cono Sur. Esta especie es frágil. Prácticamente no se puede pescar. Su sabor y la escasez la vuelven muy codiciada como producto de consumo suntuario global. Lo que se permite pescar es mínimo y debe reunir características muy específicas.

La merluza negra se trata de una pieza clave en el ecosistema de los mares del Sur. Es una especie de lento crecimiento, que alcanza a los 80 años, y cuyo ciclo reproductivo no comienza hasta alcanzar la madurez, a los 10 años.

Habita en aguas profundas, entre los 300 y los 3500 metros, y se la encuentra en las plataformas continentales de la mayoría de las islas subantárticas. Pertenece a la familia, vulgarmente, conocida como “nototenias”, estos peces tienen la característica de habitar aguas de muy baja temperatura, llegando a los 0 ºC. 

Poco es lo que se conoce de sus hábitos, en razón de que habita a semejantes profundidades, pero se supone que interactúa con las otras especies, al igual que otros tipos de animales que moran en esa oscuridad, en forma similar a un tiburón.

La historia sucede en tres planos: uno político, otro económico y el tercero, no menos importante, ambiental. La novedad proviene de esta última instancia y está relacionada con la depredación del mar argentino que viene practicando, a sabiendas y a pesar de los controles, la industria pesquera. 

En las recámaras frigoríficas del TAI AN, buque de bandera argentina pero cuyo dueño es un ciudadano chino, la abundancia de juveniles de merluza era tan notoria como alarmante. Juveniles de 22 centímetros promedio.

El caso del buque, que pescó toneladas de merluza negra juvenil de forma ilegal, sin tener permiso para hacerlo, refleja no solo la impunidad de algunos actores de la pesca en nuestro país sino también la falta de conciencia ambiental y por ende del impacto negativo que tiene sobre nuestro ecosistema marino un hecho como este. No solo debería estar en discusión la ilegalidad del acto sino también la práctica utilizada, pesca de arrastre, y las consecuencias ambientales que ocasiona.

La embarcación pertenece a la empresa fueguina Prodesur S.A., la cual fue denunciada por otras tres que son los titulares del 100% de la cuota asignada para la captura de la Dissostichus eleginoides, siendo la segunda ocasión en que se presentaron denunciando a la misma empresa y por el mismo motivo.

¿Y si hubiera más barcos pescando recursos que nadie ve en el Mar Argentino? ¿Y si detrás de otras empresas pesqueras radicadas en el país existiera más fondeo proveniente de China? ¿Están verdaderamente protegidos los recursos naturales argentinos? ¿Quién los cuida? Son preguntas que existen desde siempre en la industria pesquera argentina.

Esta especie es la más apreciadas del Mar Argentino. La llaman bacalao austral y en Chile, róbalo de profundidad. Es la merluza negra, difícil de capturar porque vive en aguas profundas, y de comer porque casi todo se exporta.

Vale mucho porque hay poca en el mercado local. Casi todo se exporta. La merluza negra se saca con pesca de altura, son los barcos pesqueros enormes que salen a alta mar y sacan todo con redes especiales de arrastre.

Cosas que pasan en Argentina, donde una de las especies más apreciadas la pueden comer apenas algunos privilegiados que pagar cifras siderales. Y si es en el sur, a la merluza la llevan de paseo a Buenos Aires, para luego traerla de vuelta a su lugar de origen.

Para que este modelo de producción sea eficiente es necesario aplicar una estrategia de gestión ambiental que integre los enfoques preventivos y de administración eficiente de los recursos, lo que permitiría reducir los impactos al ambiente; asegurar el cumplimiento de la normativa legal y aumentar la competitividad de la actividad pesquera. En el mar, significa crear reservas importantes de las que se excluyan las industrias extractivas, sobre todo la pesca de arrastre.

*Cristián Frers – Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social (Periodista).

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