Vocación política o beneficio personal

Por José Luís Pisano

Cuando tomo conocimiento acerca del aumento salarial de los legisladores nacionales, no pude dejar de pensar en lo que vengo sosteniendo hace años y que consta en cuestionarme sobre el porque yo y muchos otros nos volcamos a la militancia política, social, cultural o gremial.

En la vida política de un país o una ciudad hay muchas clases de dirigentes políticos, pero podemos clasificarlos en dos grandes grupos, aquellos que militan por vocación transformadora de una sociedad injusta, desigual y con exclusión o aquellos que ven en los cargos públicos la posibilidad de crecimiento económico individual.

Cuando hablamos de los primeros, nos referimos a todos aquellos que el único interés que tenemos es transformar la sociedad para que todos podamos vivir cada día mejor, con inclusión y justicia social, con acceso a educación, salud, trabajo y vivienda digna, que luchamos por una justa distribución de la riqueza, y es por eso que planteamos proyectos como el PRESUPUESTO PARTICIPATIVO, donde toda la sociedad decida donde se deben invertir los fondos del estado. Y planteamos esto porque no tememos que ocultar nada, porque la representación que se asume debe responder a los intereses de las mayorías que los eligieron. Para nosotros la actividad política no es mas que la lucha por los intereses de las mayorías, de los trabajadores, los desocupados, los excluidos y oprimidos por una sociedad injusta como la nuestra. Esa lucha es el motor de nuestra vocación, y esa vocación nace del corazón, de los sentimientos e ideas, no de intereses económicos particulares.

Por otro lado, encontramos a todos aquellos que, a través de la política, buscan engrosar sus billeteras. Con la excusa de que sus responsabilidades son demasiadas, olvidan que dichas responsabilidades fueron asumidas por ellos mismos al momento de decidir su ingreso a la política, y es ahí donde vemos los reales intereses por los que se inclinan hacia la militancia. Muchos olvidan su origen y pertenencia a clase trabajadora. Olvidan las demandas de quienes mes a mes sobreviven con chirolas, de los miles que pasan hambre y frío, de quienes no llegan a cobrar un ingreso cercano a la canasta básica y trabajan pasillo de por medio.

Es sorprendente, increíble y ridículo, cuando se refieren a que cobran menos de lo que deberían, quieran justificar tal injusticia. Cobrar catorce veces mas no tiene absolutamente ninguna relación con su discurso acerca de la distribución de la riqueza, si no todo lo contrario, continúan el camino iniciado por la dictadura de los ‘70, endurecido durante los ‘90 y continuado en la actualidad de estirar la brecha entre los que mas tienen y los que menos tienen, produciendo cada vez mayor desigualdad.

Es por todo esto que rechazo y aborrezco el aumento de los salarios de diputados y senadores nacionales (si con minúscula) porque han dejado de lado las necesidades de los TRABAJADORES, verdaderos actores de las responsabilidades del motor productivo del país.

Por último, deseo que el aumento realizado por los legisladores nacionales sea el piso de cara a las negociaciones paritarias para este año.

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