Docentes mercedinos manifiestan su preocupación por Educación de Adultos

Un grupo de docentes de nuestra ciudad manifiesta su preocupación respecto al estado de la educación y, en particular, la educación de adultos. 

La información presentada por los educadores con el objetivo de que sea conocida en toda la comunidad es la siguiente:

Desgraciadamente, durante los últimos veinte años, asistimos a la decadencia del sistema educativo argentino, con consecuencias elocuentes tanto en la vida social, política y económica, cuanto en la operatividad laboral e intelectual de los egresados.

Este proceso de aniquilamiento se ha visto sostenido y profundizado sistemática y progresivamente a través de la implementación de distintas Resoluciones y Disposiciones que – aun con loables intenciones- no han hecho más que garantizar el descenso ostensible de la calidad educativa: básicamente, el vaciamiento de contenidos en todos los niveles, los planes de estudio cada vez menos ambiciosos y desarticulados, el clientelismo escolar, el desdibujamiento de los límites y normas necesarios para encaminar responsablemente el crecimiento personal y social de niños y jóvenes, la desorganización de criterios pedagógicos operativos.

En lo que atañe a la Educación de Adultos, resulta abismal la diferencia entre los Planes de Estudio reglamentados por las viejas Resoluciones (RM 206/83; Resolución 6321/95; incluso la más reciente creando la Modalidad del Bachillerato Semipresencial, Resolución 737/07) y los actuales. A nadie escapa que los tiempos y, consecuentemente, los contextos cambian, y con ellos han de renovarse los contenidos: pero no ha de cambiar el sentido final de la educación.

Dos son las amenazas que se ciernen en la actualidad sobre la Educación de Adultos, en la Jurisdicción provincial, al menos:

1. La sobreoferta educativa, con calidad disminuida, a través de la Resolución 3520/10, que regula el Programa FINES 2.

2. La ambigüedad de criterios pedagógicos y administrativos que ponen en riesgo no sólo la esencia de los Centros Educativos de Nivel Secundario, sino también la integridad física y moral de niños incorporados a las escuelas de adultos, y de los docentes responsables civilmente de su estadía escolar. (Res. 4424/12; Res. 55/13; Disposición conjunta 1/13, todas referidas a la “Nueva estructura de la Educación Primaria de Adultos”).

¿Por qué hablamos de amenazas?

1-Vemos con dolor, que, desde la burocracia educativa, se ha iniciado un triste período de desacreditación de la educación de adultos. En aras de “universalizar” y “extender” la educación secundaria, ha dado comienzo la proliferación de pseudo-ofertas, que lejos están de satisfacer la necesidad de quienes son sus supuestos destinatarios, y – por consiguiente- de cumplir con el rol del Estado como garante de la educación. Estos “espejitos de colores”, que están siendo vendidos como “la oportunidad” para obtener un título secundario, no son más que la cristalización de la política educativa que nos viene siendo impuesta desde hace años, y la repetición de una oferta que ya instrumentan los CENS y las Escuelas Secundarias de Adultos desde hace más de 40 años: la terminalidad para aquellos que – habiendo iniciado alguna vez sus estudios secundarios- no los han concluido.

Hoy se ven amenazados no sólo los CENS sino también muchos estudiantes que por diversos motivos optan por un plan que ofrece la “interesante” oportunidad de cursar dos veces por semana para obtener su título secundario. Oferta tentadora, al inicio, pero que al final del recorrido académico les proporcionará sólo un título de Bachiller, que será -probablemente- letra muerta. En ese momento, habrán cumplido con alguna ilusión, o simplemente con una obligación parental, pero lamentablemente dudamos de que puedan acreditar los saberes pertinentes al nivel. Cuando la vida los ponga a prueba, en un mundo cada vez más exigente, muchos se darán cuenta de lo que realmente sucedió: el facilismo presentará sus resultados previsibles…

No se puede culpar a los alumnos: no son ellos los responsables de esta “genialidad de plan”. Basta analizar la Resolución con el Plan de Estudios. Mientras la Resolución 6321/95, que rige nuestros Bachilleratos para Adultos – Modalidad Presencial- fue concebida para una cursada de 26 horas cátedra semanales en un régimen de cursada anual, ahora se la “trasplanta” a un sistema de cursada cuatrimestral, de 13 horas cátedra semanales (Res. 3520/10), es decir, la mitad de carga horaria y curricular de cursada. (Sólo a modo de ejemplo: seis cuatrimestres de Lengua o de Matemática con 3H/C semanales se reducen a tres cuatrimestres con 3 H/C semanales. Si bien el número de asignaturas es equivalente, se reduce su cursada a un cuatrimestre por materia, lo que reduce los contenidos a la mitad. Y con ello, las posibilidades de desarrollo de estrategias cognitivas y metacognitivas, también, a la mitad. Se desconoce la dinámica del aprendizaje y del rendimiento escolar del adulto, se anula el “Tiempo de Integración y Diagnóstico”, entre otras pérdidas.)

No se necesita ser un erudito para reconocer que la diferencia es mayúscula. Más aún, cuando la Resolución 6321/95 no fue pensada para un régimen semipresencial – como sí lo fue la Resolución 737/07, implementada en los CENS con excelentes resultados durante casi diez años y que deciden ahora, casualmente, discontinuar -.

Ojalá nos equivoquemos, pero creemos que el corolario de todo esto será un grupo de alumnos que sabrán no mucho más de lo que sabe un alumno de primaria- y cuando usamos el verbo “saber” no nos estamos refiriendo meramente a “tener datos acumulados”-.

Atrás quedaron decenas de promociones de nuestros CENS, que con mucho sacrificio y reorganizando horarios, y reacomodando la atención de la familia, sí lograron obtener lo que la fría política educativa de los últimos años pregona con los dichos, pero no con los hechos: aprendizaje con calidad, inclusión real y no declamada. Porque incluir no significa “amontonar dentro de”. Incluir es capacitar para la autonomía, formar para la libertad.

2- Los CENS vienen siendo sobrecargados de tareas pedagógicas y administrativas desde 2003, con la implementación de la Modalidad Semipresencial. Puntualmente, el CENS 451 “Prof. Juan A. Cangelosi” (Ex CENS Nº6), de Mercedes, debió hacerse cargo de organizar y llevar adelante anexos rurales y urbanos en Chivilcoy, primero, y luego en Pehuajó, Carlos Tejedor, Trenque Lauquen, Gral. Villegas y San Andrés de Giles. Siempre categorizado como “escuela de segunda”, cual si administrara la educación de seis secciones (cursos) cuando en realidad reúne diecisiete. Más trabajo por el mismo precio: una “buena” manera de hacer economía, para las autoridades, ya que con una estructura institucional acotada a un Director y un Secretario se resolvió la atención de una Planta Funcional y de una matrícula crecidas desmesuradamente. Nunca se atendió desde los niveles distrital, regional ni jurisdiccional los reclamos de recategorización ni de provisión de personal: un vicedirector, un bibliotecario, un prosecretario.

Desde el año 2011, suma la responsabilidad técnico-administrativa de confeccionar los títulos del Programa FINES. Y ahora- Disposición conjunta 1/13 mediante-, el riesgo civil de contener en la misma Institución a los alumnos adultos autorizados por la Res. 6321 – mayores de 18 años- con alumnos de 15 a 17 años, considerados “niños” por la Convención de los Derechos del Niño (Asamblea General de las Naciones Unidas, 24/11/89) incorporada a la Constitución Nacional, con jerarquía constitucional superior a toda otra Ley, por la Reforma Constitucional de 1994, en su Art. 75, Inciso 22.

Nos asiste el derecho de preguntarnos, en nuestra calidad de ex directivos, ex docentes de adultos y de docentes en ejercicio:

• Si estas acciones no configuran signos de improvisación, si no implican explotación del personal directivo, si no conllevan a una “estafa” final – a pesar, quizás, de sus buenas intenciones- ,¿cómo se llama?

• Si estos Planes no disfrazan “espejitos de colores” frente a una realidad que demanda calidad creciente en un mundo cada día más complejo, ¿qué nombre se les da? ¿Esto es “inclusión” en serio?

• Si esto no refleja la contradicción entre las palabras y los hechos, entre la Ley Suprema y las Normas de menor jerarquía, ¿cómo se define?

• ¿Estas acciones implican una transformación formativo-pedagógica profunda o encubren una forma más de clientelismo político-partidario?

Firmamos con número de documento:

Ex directivos: Ing. Fernando R. Lubo, Prof. Mónica Tirone. Ex Secretarios: Sra. María Elena Aboy,Sr. Miguel López, Sra. Viviana Silva. Ex docentes: Prof. Hernán Borrajo, Prof. Emma Monsalvo, Prof. María Alicia Risso, Prof. María Martha Bianchi… Personal en ejercicio: Secretaria, Sra. Liliana Vidal, Prof. Adriana Erdini, Prof. Alberto Rossello…

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