Soy una de las mujeres del cambio, por María Cristina Gottifredi

A más de Treinta años del retorno a la vida democrática, la participación de la mujer en la política argentina es la mayor que se haya registrado en la historia del País.

Por primera vez una mujer elegida por el voto popular, ocupa el sillón de Rivadavia y en las últimas elecciones legislativas, el Congreso de la Nación se convirtió en uno de los más «femeninos» de la región, con 40% de diputadas y casi 39% de senadoras.

Si bien esto solo se trata de números se lo debemos – en principio – a la sanción de la ley 24.012 de 1991 que determinó que «Las listas que se presenten deberán tener mujeres en un mínimo del 30 %  de los candidatos de los cargos por elegir»,  a paso firme, las mujeres también avanzan ocupando Ministerios, Secretarías de Estado e Intendencias.

La lucha de las mujeres por los derechos políticos tiene un largo recorrido, que trasciende las fronteras nacionales. Desde la Revolución Francesa en adelante, las mujeres se han organizado para demandar por condiciones de igualdad en relación al acceso a la política.

En la Argentina, la lucha por los derechos políticos igualitarios de las mujeres se inició a finales del siglo XIX, adquiriendo una presencia contundente –a través de numerosas acciones .

El 23 de septiembre de 1947, la Ley 13.010, consagró la igualdad de derechos políticos entre el hombre y la mujer.  Derechos políticos que  incluían  aquellas demandas que no se circunscriben exclusivamente al voto: el derecho a la educación, trabajo y a la libre decisión sobre los cuerpos, entre otros.

Hoy en día, ya adentrados en el Siglo XXI, la discusión sobre la igualdad entre el hombre y la mujer parece diluirse, aunque todavía queda mucho por hacer.

La mujer actual ya no va a esperar para obtener un lugar destacado, semejante al del hombre, en la organización institucional del País.

Ha sabido comprender lo que significa por un lado el rol asignado por la sociedad, el más importante, si se quiere de criar a sus hijos, atender al marido y cuidar del hogar. y ha aprendido a compartir naturalmente ese rol con su compañero de vida, repartiendo responsabilidades.

Se ha integrado y ha demostrado su capacidad en todos lo ámbitos, desde el liderazgo político al empresarial, hasta la más abstractas de las ciencias.

Esta masiva participación de mujeres en distintos ámbitos gesta un proceso en dónde lo femenino, con sus valores y atributos particulares,

podría implicar cambios en el funcionamiento tradicional de las cosas.

Ya no se puede sostener que  la única  forma de hacer política y manejar el poder está vinculada a lo masculino, una nueva forma de ver las instituciones desde una mayor sensibilidad, protección más personalizada,  mayor capacidad de diálogo y de integración, son el toque de lo femenino que se atreve a llevar a su cargo la toma de decisiones de la vida política e institucional del País de la misma manera que han llevado históricamente las riendas de su hogar. -.

María Cristina Gottifredi

Abogada

Integrante del MIC – Pro

Mercedes

 

 

 

 

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