Promulgando la educación ambiental 

Por Cristián Frers* – La educación ambiental es un campo de intervención político pedagógica que impulsa procesos educativos integrales orientados a la construcción de una racionalidad ambiental. En ese marco, distintos conocimientos, saberes, valores y prácticas ambientales confluyen y aportan a la formación ciudadana y al ejercicio del derecho a un ambiente sano, digno y diverso. 

Este tipo de educación es un proceso que promueve la sostenibilidad como proyecto social, entendiendo que esto implica un desarrollo con justicia, preservación y conservación de la naturaleza, protección de la salud, democracia participativa y respeto por la diversidad cultural. La educación ambiental, busca el equilibrio entre diversas dimensiones, como la social, la ecológica, la política y la económica, en el marco de una ética que promueve una nueva forma de habitar nuestra casa común como es el desarrollo sostenible. 

La importancia de este tipo de educación es un proceso que les permite a las personas investigar sobre temáticas ambientales, involucrarse en la resolución de problemas y tomar medidas para mejorar el ambiente. Como resultado, los individuos alcanzan un entendimiento más profundo de las temáticas ambientales y tienen las herramientas para tomar decisiones informadas y responsables. 

No defiende opiniones ni procedimientos particulares. Les enseña a los individuos a sopesar los distintos lados de una problemática mediante el pensamiento crítico, y estimula sus propias habilidades para resolver problemas y tomar decisiones. 

En junio del 2021 se promulgó la Ley 27.621 de Implementación de la Educación Ambiental Integral, cuyo el objetivo es el de establecer el derecho a la educación ambiental integral como una política pública nacional en consonancia con leyes vinculadas al ambiente y la educación. Llama a poner en práctica lo establecido en tres normativas preexistentes: la Constitución Nacional, la Ley de Educación Nacional y la Ley General del Ambiente, que contemplan a esta educación como un proceso fundamental para el ejercicio pleno de la ciudadanía. La Ley General del Ambiente, en particular, la define en su artículo 8 como uno de los instrumentos de la política y la gestión ambiental en Argentina. 

Se propone que los temas ambientales pasen a ser un problema de toda la ciudadanía y no que se asocien a un solo campo de conocimiento.Pero, para que esta ley se vuelva una realidad, es necesario poner en común perspectivas y enfoques sobre la problemática ambiental, así como recuperar saberes y experiencias de quienes vienen trabajando en este campo de conocimiento. 

Para esto, las distintas administraciones y los organismos implicados en la educación ambiental deben ofrecer herramientas a los maestros y profesores para la integración curricular de la educación ambiental, impulsar centros educativos sostenibles, favorecer la transformación ecológica y social del entorno más cercano y posibilitar intervenciones educativas que influyan en el conjunto de la comunidad.  

Es un gran desafío y un deber ético de las nuevas generaciones de maestros y profesores hacia la población repensar cómo construir espacios donde se pueda hacer una lectura integral de los verdaderos problemas ambientales, en donde se dirimen conflictos sociales, ecológicos y fuertemente culturales 

La problemática, una crisis ambiental que es global, se expresa de manera muy desigual a escala local. Por lo tanto, amerita volver a reconstruir ciertos tejidos educativos, pero no solamente con información, porque no alcanza y no es suficiente: la educación ambiental debe trabajar necesariamente por una acción comprometida, una acción pensante y un pensamiento en acción todo el tiempo porque tiene que ver con los espacios y territorios de la vida cotidiana. 

La educación ambiental, en el contexto del desarrollo sostenible, debe generar con urgencia, cambios en la calidad de vida y mayor conciencia en la conducta personal, así como armonía entre los seres humanos y de éstos con otras formas de vida. 

La aplicación de la educación ambiental no consiste, entonces, en una mera aplicación de ajustes y complementos a los programas tradicionales de la educación, se trata, más bien, de convocar a nuevos enfoques, nuevos contenidos y nuevos métodos, haciendo más flexibles las tradicionales estructuras de los sistemas educativos. 

*Cristián Frers – Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social (Periodista). 

COMENTARIOS

Comentarios