Deserción escolar

Por | Ramón Miguel Bereterbide

Es indudable que a nivel secundario, en la Argentina, hay una deserción escolar muy importante. Esto es muy grave y perjudicial para cada joven que le sucede. Decir que la deserción escolar está ligada al nivel cultural, socioeconómico y otros factores, que serían muchos, es cierto.

Pero hay uno en particular que quizás pueda mejorar. En un gran porcentaje la deserción escolar es consecuencia del fracaso del joven en el ciclo que concluye: El joven repite y decide no seguir estudiando. Repite porque se ha llevado tres, cuatro o cinco materias, y así abandona los estudios. Más allá de que el chico sea responsable de lo que le pasó o no, evidentemente con ello acumula un gran fracaso. A partir de ahí va a ser distinto al resto de sus compañeros o amigos. Difícil que hacer con su tiempo porque es demasiado joven para tener un  trabajo pleno. Además si repitió, sus antecedentes y su preparación, en la mayoría de los casos, no son buenas compañías. Siempre, claro, entiéndase, estamos hablando en general, no de ningún caso en particular.

El niño que en la escuela primara no progresa al nivel superior es normalmente por falta de madurez, comprensión, base cultural, o falta de asistencia o mala asistencia del preescolar. En fin, no es cuestión de una materia, en general al chico, según se aconseja, le conviene madurar, afirmarse en ese nivel, hacer un año más y después, seguir adelante.

En cambio en el nivel secundario, tenemos por lo menos diez materias pasando por idioma, educación física, lenguaje, matemáticas, ciencias políticas, etc. Si a un alumno le ha ido mal en tres o cuatro materias, evidentemente las tiene que recursar, pero si en las otras materias le ha ido bien, las ha aprobado, superando el curso regular o el examen correspondiente, es absolutamente injusto e ilógico que tenga que volver a cursar esa materia. Ello, sería un gasto para el Estado y una pérdida de tiempo para el alumno. No importa cuál sea la materia, por ejemplo, si aprobó educación física, no tiene por qué volver a cursarla, o ciencias políticas, o lenguaje, o literatura, o matemáticas, las que fueran.

¿O acaso no nos damos cuenta del daño irreparable que le causamos al alumno? Ese alumno que es una persona en particular, un ser que, aunque se diga de él que nada le importa, que en general no es buen alumno, que le cuesta estudiar, que en algunas materias le cuesta atender en clase. ¿O acaso esa persona también no tiene su autoestima y no se alegra cuando le va bien en algo?. No es lo mismo decir “repitió”, a decir que aprobó siete materias y va a tener que recursar nuevamente tres. Es muy diferente.

Con el sistema actual estamos lastimando y agrediendo a cada joven, porque le estamos diciendo que aunque le fue mal en dos o en tres materias, va a tener que cursarlas y aprobarlas todas nuevamente. Pobre. Hasta podría darse que lo terminen reprobando al año siguiente en una materia que ya tuvo aprobada. Seria escandaloso.

No sé de cuándo viene éste sistema. Alguien lo habrá implantado. Pensará que es más simple volver a cursar todo. La verdad es que, quizás tenga razón, es más simple. Pero cada persona no es un producto del mercado, es un ser humano y debe ser tratado justamente, aprobado en lo que hizo bien y  reprobado en lo que hizo mal.

Para concluir. La gran mayoría de los chicos que repiten un año en el colegio son los que abandonan los estudios. Y esto, como dijimos acá, no es casual. Por más que el chico diga que no le importa, le causa un gran dolor a él y a su familia. Y es un golpe muy fuerte para su futuro, no solamente laboral sino como persona. Hay muchos casos, lo escuchamos en las casas, “Fulanito es un vago, no hace nada, está todo el día durmiendo”.

Por ello, me animo a proponer algunas ideas:

a)-Las primera es que las materias aprobadas deberían quedar como tales, es decir aprobadas y el alumno no debería cursarlas nuevamente, por todo lo dicho hasta aquí.

b)-Segundo. Si el alumno ha tenido dificultad en esas materias que reprobó, podría cursar únicamente esas materias en el año siguiente o, porque no, que haya un curso intensivo cuatrimestral con mayor cantidad horaria, inclusive, que la habitual -en vez de 50 horas que tiene la materia que tenga 70 horas-, para tratar de que pueda superar ese obstáculo y así, en cuatro meses, el joven regularizaría su situación.

Con respecto a este punto, no se pretende que cada colegio deba tener un curso especial de esta naturaleza, sino por lo contrario, por ejemplo en Mercedes habrá un colegio en el que se dará esta posibilidad para todos los alumnos, incluso de otros colegios, para agruparlos. Sino el costo sería enorme.

c)-Y la tercera idea que está vinculada a esto, pero no necesariamente, está dirigida a la posibilidad de que, aquellos chicos que tengan materias pendientes y que no han regularizado, lo puedan hacer en el primer cuatrimestre. Estamos hablando de tener un curso regular de estudios que arranque en agosto y termine con el comienzo de las vacaciones de invierno del año siguiente. Un año escolar idéntico, con la misma cantidad de horas de clase. Igual. La diferencia sólo estaría dada por la fecha de comienzo y la de finalización. Se podrá decir que el verano, que es más prolongado, va a hacer olvidar lo aprendido y vaya a costar retomar los estudios. Es probable que sea cierto, más aún, es cierto. En tal caso, se podría dividir el año escolar, de la siguiente manera: De las diez materias, se cursarían cinco en el primer cuatrimestre con doble carga horaria y las cinco restantes en el segundo cuatrimestre, con lo cual se resuelve el problema.

Esta propuesta, está dirigida a chicos que han estado enfermos y no han podido comenzar el ciclo lectivo en el mes de marzo, otros por cuestiones del traslado -vivían en una provincia y se fueron a otra- tuvieron demasiadas inasistencias, otros porque tuvieron que recuperar materias en el primer cuatrimestre. En definitiva, alumnos que por diversos motivos, no pudieron cumplir con la asistencia exigida y que perderían el año. Entiéndase, no estamos pretendiendo que cada colegio tenga un curso de esta naturaleza, pero en una ciudad como Mercedes bien puede haber en algún colegio, un curso para cubrir esta necesidad.

d)-Para terminar, volvemos a decir lo del principio, los jóvenes abandonan porque han fracasado y nosotros sin darnos cuenta, potenciamos ese pequeño fracaso, obligándolos a cursar y rendir nuevamente las materias que tenían aprobadas. Sumado a esto, también perderán un año completo, lo que para un joven no es poca cosa. Es probable que la primera reacción a todo esto que se propone, sea NO. Pero espero que lo piensen tranquilamente, sobre todo la primera parte; y preguntarse ¿por qué un joven que aprobó una materia tiene que volver a cursarla y rendirla?. ¿Eso es justo o es injusto?


 

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